Los Kureitors
Especialmente dedicado a Guattarí, con el que he hablado mucho del tema.
Siempre nos hemos preguntado ¿pero qué coño es eso de un "curator"?? teníamos ciertas nociones, algo sabíamos pero no lo teníamos del todo claro, quién coño es un tío con una profesión de tan raro nombre (Curator, curator, suena fatal, Terminator, Kreator...)y qué papel desempeña en el triste mundo del arte actual....?
En estos días me llegaron unos mails y tuve la inmensa suerte de que uno de ellos sin querer me confesara lo que realmente es: un jeta, un cara, un listillo, un trepa, un gandul, todo eso y mucho más:
"Mi trabajo consiste en tener ideas, luego busco los mejores medios para realizarlas y si no puedo hacerlo solo colaboro con los mejores que conozco. Sin duda debemos conocernos y mostrarnos nuestros trabajos con calma."
Osea que se me ocurre una idea, así con una bombillita que se me enciende: "hostias, qué idea! voy a organizar una exposición con la idea de la vida y la muerte... o el bien y el mal... o lo que está rriba y lo que está abajo... (ideas de esas bien grandes, muy profundas). Luego pillo a los mejores medios para que hagan el trabajo sucio (pintar cuadros y cosas de esas que enguarrinan tanto) y encima el prestigio y la fama es para mí que soy el que tuvo la "idea"...
Así que ya sabéis niños, mucho cuidado con los curators! son gente muy mala!
ten cuidado con los mails que te envían, jeje, pero ya sabíamos que no eran más que unos caraduras, unos especuladores, en el sentido de una racionalidad instrumental y económica. Ya te dije que conocía a más de uno y que la conclusión es la misma. Pero lo que más me interesa es que el momento actual "necesite" a curatores o les permita pulular exitosamente. Las Bellas Artes nunca han dejado de estar vinculadas de las estructuras sociales y económicas en las que se producían, desde su origen artesano y utilitario al de ostentación en el contexto de la corte. Y la aparición de estos nuevos personajes no se deja explicar bien si no es apelando también al contexto de las sociedades en las que surgen. El arte no podía evitar conververtirse en una mercancía más intercambiable bajo el patrón de una "mercancía universal" que es el dinero, más cuando en los procesos de producción industriales el poder simbólico del producto artesanal (subjetivo, humano, limitado) se mostraba en franca inferioridad sobre el poder social del nuevo producto industrial (objetivo, mecánico, ilimitado) resultaba inevitable que su valor de uso, su poder simbólico -ya emancipado de su valor de ostentación de un Antiguo Régimen en declive (por pérdida precisamente de su poder de legitimación simbólico que subsidiariamente alimentaba al de los productos nacidos en su seno para nutrir tal poder simbólico en un proceso de retroalimentación)- perdiera fuerza frente a su valor de cambio, fuente de poder del nuevo orden social. El modelo que consideramos paradigmático de artista es el que se da precisamente en el momento en que éstos están ya involucrados en el proceso de su extinción, en su emancipación del orden de legitimación Antiguo Régimen (Beethoven por ejemplo mientras por una parte seguía dedicando sus obras a las princesitas, les negaba el saludo que les correspondía por su situación por considerarlas inferiores en un orden espiritual, bajo un aristocraticismo intelectual, remedo cursi del fin de la aristocracia real). No es de extrañar por tanto que a finales del siglo XIX se extremaran las posiciones reaccionarias al nuevo cambio (la bohème dorée) con su paradójica tensión; la cabeza en el mundo antiguo y los pies en el mundo nuevo. Esa descomposición tiene su resolución, cómo no, en 1914 con la Gran Guerra. Apartir de ahí las vanguardias (cuya principal fuerza era la disolución del mundo simbólico anterior) se dispersan, cada una en busca del sentido perdido que ellas mismas habían colaborado a eliminar, legitimadas por un nuevo valor social, él mismo también disolvente por ser meramente formal y no tener ningún elemento material; el marchante. Configurando el segundo paradigma de artista con el que contamos, el artista del mundo nuevo; el vanguardista, cuyo característico estado mental, genial neurótico, obsesivo en sus intermitentes convicciones, dotado de mundanidad, amable y convencionl inadaptado se produce, yo creo, por el intento de resolución del trauma originario de la pérdida irreversible del valor simbólico del mundo antiguo en un mundo que evidentemente ya no lo es; el intento de construir un orden nuevo con valores viejos, de hacer humano un orden que es industrial, de subjetivizar un mundo ya dado a escala objetiva, de resolver lo que con Anders se podría llamar "complejo prometéico".
ResponderEliminarY aquí entrarían en escena nuestros alegres amigos los curatores, quizá como tercer paradigma o tercer momento de lo artístico. El conflicto entre el nivel de lo simbólico y el de lo real (lo semántico y lo pragmático) se resuelve mandando a tomar por culo cualquier intento de búsqueda de sentido (de "hacer hombre" como dice Oteiza) y se vuelca hacia lo pragmático. Pero como toda estructura constitutiva, aunque se potencie uno de los polos, el otro no se elimina. El nivel semántico sigue presente, como apéndice, en el nivel de búsqueda de "concepto" (así lo llaman ellos) y en la necesidad de justificar "externamente" su operación en lo pragmático.
No sé qué solución tiene esto o si necesita de una solución, lo que sí pienso es que es todo una puta mierda.
Yo prefiero los DICTATORS
ResponderEliminaryo también.
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