Ayer por la tarde en Antón Martín...
Yo pensé: "¿será un pirao de la vida?, ¿un evangelista seguidor de una terrible secta?, ¿uno que se aburre, un chorra...? en cualquiera de estos casos yo lo hubiese perdonado.
Pero esta mañana leyendo el periódico mis peores temores se confirmaron: ¡¡¡es un artista!!! de los de "intervenciones urbanas", mucho más peligrosos que los videoartistas o los instaladores... Madrid en estos días está repleto de gilipolladas de este calibre, promocionando el arte. Realmente esto es un infierno, en eso le doy la razón, y ójala fuera el fin del mundo para que se acabara el arte contemporáneo.