Y nada, intentando disculpar a mis compatriotas y esquivando miradas por el metro (porque "seguro que ese cabrón también ha votado al PP" o porque "me da vergüenza que seamos así"), en mi rato de descanso a medio día, recuerdo esta lectura... ¿será esto? o ¿será aún más grave?. El cáncer del lóbulo derecho de Europa que afecta a todo el sistema de movilidad, visión y reacción iquierdo, ¿durará mucho?.
Vale, es cierto qu enuestro país está lleno de ex-izquierdistas de edad media (bien descritos ahí abajo) pero, ¿no es lo peor que ya no haya una generación de futuros ex-izquierdistas? Ayer vi un porcentaje de voto a la derecha de los jóvenes... aún no me he repuesto
GUIA PARA SER EX IZQUIERDISTA
EMIR SADER*
Sirve para aquellos que aceptaron las famosas «propuestas irrecusables» y asumieron cargos de jefe en grandes publicaciones de un medio monopolista o en alguna gran empresa privada, que exigen silencio o declaraciones adaptadas a los intereses de los «patrones» (olvidándose de que no existen «propuestas irrecusables» sino espinazos excesivamente flexibles).
No serían casos aislados, finalmente las redacciones de esos órganos de medios privados están llenas de ex comunistas, ex trotskistas y ex izquierdistas en general, «arrepentidos» o sencillamente «convertidos» y que se pasan toda la vida – como ciertos «intelectuales» de las universidades, que ganan a cambio amplios espacios en las grandes empresas – diciendo que ya no somos lo que éramos, «limpiándose» a ojos de la burguesía de sus «pecadillos de juventud».
Es indispensable la referencia a que «se es imbécil a los 20 si no se es radical, se es imbécil a los 40 si sigues siéndolo», o alguna alusión a lo de pasar «de incendiario a los 20 a bombero a los 40», dejando en el aire la afirmación de que se tuvo una juventud agitada antes de llegar a la edad de la razón.
Un buen comienzo puede ser decir que «el socialismo fracasó», que «está decepcionado con la izquierda», «que son todos iguales». Ya estará en condiciones de decir que «ya no hay ni derechas ni izquierdas», que algunos que se dicen de izquierdas en realidad son una «nueva derecha», son peores que la derecha y que por lo tanto es mejor ser equidistante. Del escepticismo se pasa fácilmente al cinismo de «votar a la derecha asumida» para derrotar a la «derecha disfrazada».
Otra modo es criticar vehementemente a Stalin, después de decir que fue igual que Hitler –«los dos totalitarismos»–, afirmar que apenas aplicó las ideas de Lenin, para decir finalmente que los orígenes del «totalitarismo» ya estaban en la obra de Marx. Decir que Weber tiene mayor capacidad explicativa que Marx, que Raymond Aron tenía razón frente a Sartre. Que el marxismo es reductor, que sólo tiene en contra la economía, que su reduccionismo es la base del «totalitarismo» soviético. Que no ha lugar para «subjetividad», que redujo todo a una contradicción capital–trabajo sin tener en cuenta las «nuevas subjetividades», advenidas de las contradicciones del género, de la etnia, del medio ambiente, etc.
No hablar de Fidel sin utilizar previamente «dictador» y llamarlo Castro en lugar de Fidel. Descalificar a Hugo Chávez como «populista» y a su vez como «nacionalista», dándole a todo esto una connotación de «fanatismo», «fundamentalismo». Concentrar la atención en América Latina sobre Bolivia y Venezuela como países «problemáticos», «inestables», sin mencionar siquiera a Colombia... [...]