Una prueba más de la absoluta inexistencia de dios! Nadie que diga tantas gilipolleces en tan poco tiempo puede seguir respirando tan pancha si un ser omnisciente, omnipotente y omni... pues eso, un omni y punto existiese. Muy buena la frase "yo no tengo armarios tengo habitaciones". Viva la Gillotina!!!!
Me encanta esta mujer. Está Carmen debería estar de exposición por todo el mundo. Una gira y ya le podíamos poner fecha a la revolución, en plan, "el próximo martes a eso de las 13,45" Pero los ricos de verdad conviven con estas joyas en el mismo hábitat, forman parte del mismo ecosistema, beben en la misma charca (de petróleo), pero no son así... éstas son las liendres, las rémoras de los bichos gordos. Son los personajillos grotescos que acompañan a los poderosos de verdad, pegados a ellos como sanguijuelas. Pero son de mentira. Los otros en cambio, los de verdad, se camuflan. Aunque sean leones, parecen antílopes. Son, en definitiva, más inteligentes... Florentino, Botin, Polanco (hijo) y compañía son iguales a Doña Carmen, pero su habilidad consiste en parecer gente normal. Les interesan las joyas por su valor, no por su ostentación. Para ellos no se trata de consumo sino de poder. A esos los sacas de gira y te arruinan el negocio porque la gente no iría a ver a otra gente aparentemente normal. Incluso se garanarían nuestra simpatía y acabaríamos invitándoles a cenar. En fin, pobres ricos pobres... Ah, querido Stalin, qué tiempos aquellos en que la fauna de la sabana oía tu nombre y unos alzaban la cabeza y otros se echaban a temblar...
Una prueba más de la absoluta inexistencia de dios! Nadie que diga tantas gilipolleces en tan poco tiempo puede seguir respirando tan pancha si un ser omnisciente, omnipotente y omni... pues eso, un omni y punto existiese.
ResponderEliminarMuy buena la frase "yo no tengo armarios tengo habitaciones".
Viva la Gillotina!!!!
Me encanta esta mujer. Está Carmen debería estar de exposición por todo el mundo. Una gira y ya le podíamos poner fecha a la revolución, en plan, "el próximo martes a eso de las 13,45" Pero los ricos de verdad conviven con estas joyas en el mismo hábitat, forman parte del mismo ecosistema, beben en la misma charca (de petróleo), pero no son así... éstas son las liendres, las rémoras de los bichos gordos. Son los personajillos grotescos que acompañan a los poderosos de verdad, pegados a ellos como sanguijuelas. Pero son de mentira. Los otros en cambio, los de verdad, se camuflan. Aunque sean leones, parecen antílopes. Son, en definitiva, más inteligentes... Florentino, Botin, Polanco (hijo) y compañía son iguales a Doña Carmen, pero su habilidad consiste en parecer gente normal. Les interesan las joyas por su valor, no por su ostentación. Para ellos no se trata de consumo sino de poder. A esos los sacas de gira y te arruinan el negocio porque la gente no iría a ver a otra gente aparentemente normal. Incluso se garanarían nuestra simpatía y acabaríamos invitándoles a cenar. En fin, pobres ricos pobres... Ah, querido Stalin, qué tiempos aquellos en que la fauna de la sabana oía tu nombre y unos alzaban la cabeza y otros se echaban a temblar...
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