domingo, 5 de octubre de 2008

Hoy como ayer

Akí este artículo de Rafael Argullol. Me ha gustado. Habla de lo que yo llamaría los nuevos Eichmann, salvando las distancias y lo que queráis. Pero en cierto sentido, se parecen. Esos seres extraordinariamente buenos con su familas, con sus amigos y con el vecino, y la vecina, del cuarto. Unos dechados de virtudes sociales que por malabares de la vida se dedican a trabajos que, en fin, tienen sus dobleces. Parecido, quizá, a lo que Hanna Arendt llamaba banalidad del mal, este tipo de prohombres que deshacen con una mano lo que hacen con la otra, pero "sin saberlo". Gracias a estos filántropos la economía mundial se ha convertido en un enorme casino regido por ludópatas extremos para los cuales todo es un juego más o menos excitante.

Que cómo los llamaría yo en chamberilero, pues.....
...hijos de puta encantadores, pero hijos de puta, al fin y al cabo!

P.D: Por Irlanda bien. Con un trancazo de pelotas, pero a salvo en mi guarida filipina. Aquí los yonkys son sólo alcohólicos, pero tienen el mismo aspecto. A veces muy jóvenes. Por lo demás, progreso adecuadamente.
Best wishes

1 comentario:

  1. A mí también me ha molado y no había pensado en lo de Eichmann, pero tienes toda la razón del mundo. El problema es que la Eichmannitis está de lo más extendida por España. Como las cosas se pongan chungas, que dios nos coja confesados, porque a lo mejor estos putos Eichmanns lo son también en el sentido de cagarse en los inmigrantes. Ya empiezan a apuntar maneras.

    ¿Y con los filipinos qué tal? ¿Mucho alcoholismo? Vas a tener que poner las cosas en su sitio por allí, ¿no? ¿Y qué tal el inglés, la búsqueda de curro...? ¿Qué tal esa crisis irlandesa? Tronco, ya ase te echa mucho de menos...

    ResponderEliminar